Ocho años, 3,6 millones de dólares al año, 40 empleados y cero conocimiento Esta es la historia de Genøk y la politización de la ciencia en Noruega.
Autores invitations: Øystein Heggdal y Liv Lagberg
Noruega es uno de los países del mundo con un conjunto de regulaciones más restrictivas para los organismos genéticamente modificados (OGM). Los agricultores están prohibidos de usar desde el cultivo de semillas desarrolladas con biotecnología, hasta el uso de biotecnología para alimentar a los animales de granja. Tale actitudes se tiene hacia la biotecnología, a pesar de que para la producción industrial del salmón se permite el uso de soja OGM como alimento, y su uso no es reconocido públicamente por miedo a la percepción pública.
Bajo esa perspectiva, la falta de respuesta en un popular programa noruego de ciencia llamado "Folkeopplysningen” (iluminación del pueblo), fue sorprendente. Anteriormente, habían elaborado titulares para desacreditar conceptos erróneos alrededor de la homeopatía, la clarividencia y los super alimentos. En septiembre ellos realizaron un programa para desacreditar el mito más común sobre los OMG, y allí no hubo protesta pública después del programa. Con una excepción.
Un pequeño equipo de investigación, situado a 360 km al norte del círculo Polar Ártico, en la pequeña ciudad de Tromsø, opinó en una pequeña nota su desacuerdo. Se quejaron acerca de la falta de matices y equilibrio en el programa. Los investigadores que trabajan para Genøk -Centro Nacional para la Seguridad de la Biotecnología, piensan que se debería haber permitido contar a los espectadores que no hay consenso científico con respecto a la salud y los riesgos ambientales asociados a los OMG.
Quiero creer que la mayoría de las personas que terminan escapando de la mirada penetrante y crítica como la tiene “Folkeopplysningen”, respiran un suspiro de alivio, pero no así Genøk. Genøk quería entrar en el círculo. El productor de Folkeopplysningen, Lasse Nederhoed de Teddy TV, me dijo,"si vamos a hacer frente a Genøk, tendría que dedicar un programa completo a ellos. Porque hay algo muy extraño pasando allí."
Extraño en efecto, debido a que el consenso científico respecto al mejoramiento con técnicas de la biotecnología y la seguridad de los cultivos obtenidos, es amplio y duradero. La gran mayoría de los científicos que trabajan en los campos relevantes sostienen que la mejora con biotecnología no produce un conjunto de riesgos diferente a los cultivos obtenidos por mejoramiento convencional. Tampoco hay una hipótesis creíble de por qué la mejora con biotecnología produciría un mayor conjunto de riesgos que las técnicas de mejora convencional.
Por lo tanto, ¿qué es Genøk, y qué es lo que hacen?
El Instituto Noruego de Genética y Ecología (Genøk) fue fundado en 1998 como una Fundación independiente y está situado junto a la Universidad de Tromsø. El 2006, ellos expandieron su mandato, cuando Kristin Halvorsen y el Gobierno rojo/verde de coalición promovieron un Centro Nacional para la Seguridad de la Biotecnología. Su supuesta visión es el uso seguro de la biotecnología.
Genøk se limitan en gran medida a la biotecnología en la agricultura, y desde el principio se han comprometido ferozmente, tanto en Noruega e internacionalmente, a oponerse a la utilización de plantas genéticamente modificadas, bajo la advertencia de que podrían tener consecuencias imprevistas para nuestra salud. Antes de que terminara 1998, Terje Traavik, finalmente se convirtió en el director de investigación en Genøk, y dijo lo siguiente a un periódico local:
“No tenemos los medios para probar a largo plazo las consecuencias que podrían resultar de los alimentos genéticamente modificados. Algunos ejemplos en el extranjero son muy aterradores.”
En los primeros años, Genøk principalmente trabajó en dos cosas; organizaron grandes conferencias sobre bioseguridad y viajaron a todo el mundo, promoviendo los riesgos percibidos asociados con la ingeniería genética. El 2003 se organizó un curso con el rimbombante título:
“La regulación de una industria genética privatizada que tiene el potencial para destruir el futuro."
Cuando no estaban de anfitriones dando conferencias en casa, viajaron por el mundo en busca de oportunidades para difundir su mensaje. El 2002, Traavik y compañía viajaron a Zambia, que estaba en medio de una hambruna de proporciones bíblicas. Pero el hambre no fue la preocupación de Traavik. El estaba preocupado de que la ayuda procedente de los Estados Unidos tuviera maíz genéticamente modificado. Él alertó a los investigadores de Zambia sobre "una larga lista de riesgos teóricos” vinculados al maíz Americano. Esto llevó al Gobierno de Zambia a negarse a recibir la ayuda de los Estados Unidos. Mientras tanto, Noruega ayudó gastando dinero en Traavik y su equipo para el control de maíz en la frontera, revisando si contenía OGM.
A continuación, Genøk viajó a Filipinas en una expedición de estudio. Monsanto había plantado maíz mejorado para ser resistente a las plagas de insectos. El maíz tenía un gen insertado que codifica la proteína Cry1Ab y que se lo denomina como maíz Bt. La proteína Cry1Ab proviene de la bacteria del suelo Bacillus thuringiensis o Bt. El Bt se ha utilizado como un insecticida seguro en cultivos orgánicos durante décadas y la proteína Cry1Ab se puede considerar como la parte ”activa" del compuesto. Las proteínas trabajan como un insecticida al unirse con un receptor en el intestino del gusano que ataca al maíz y similares plagas al alterar su sistema digestivo. La proteína se activa en el entorno alcalino del sistema digestivo de estas plagas. Los seres humanos tienen un sistema digestivo ácido por lo que se digiere como cualquier otra proteína. Tampoco tenemos los receptores específicos para que se unan a la proteína Cry1Ab. Por esto es que el Bt es un insecticida tan seguro -tiene un ”modo de acción” muy específico y limitado.
Traavik estaba en las Filipinas para recoger muestras de maíz Bt así Genøk podría realizar una investigación con el mismo. En este contexto, se descubrió que un pequeño pueblo cerca de donde creció el maíz Bt, surgió un brote de una misteriosa enfermedad. La gente había llegado con fiebre, problemas respiratorios, diarrea, náuseas e irritaciones en la piel.
Se tomaron treinta y nueve muestras de sangre de los habitantes, y se envió al laboratorio de Genøk en Tromsø para ser analizadas para anticuerpos contra la toxina Bt. Se encontraron anticuerpos en su sangre que pueden o no ser trazables de vuelta al polen del maíz Bt inhalado por los aldeanos. Podría también haber llegado en su conjunto de otra manera. Pero eso no impide que Traavik se aventure y presente los resultados no publicados en una conferencia de biotecnología en Malasia, creando la histeria en las Filipinas. La crítica a Traavik y Genøk nunca podrá ser más clara que esta, entregada por un grupo de científicos estadounidenses:
"Existen directrices para el desarrollo responsable de la ciencia. Su turno también ha llegado. Tengan en cuenta que no liberar sus datos y la metodología de manera inmediata, evitará que todos y cada uno de los legítimos científicos y las autoridades de salud tomen en serio sus reclamos.”
Esto sucedió en el 2004. El 2006, Genøk obtuvo de la coalición del gobierno, el reconocimiento y estatus como Centro Nacional para la Bioseguridad. Uno se pregunta qué conclusiones esperaba el Gobierno de ellos.
Es a partir de esto que Genøk empieza realmente a operar. Hasta entonces, no habían publicado ninguna investigación básica que pudiera indicar que las plantas genéticamente modificadas constituyan un riesgo elevado al medio ambiente, a los humanos, o de sanidad animal. El 2006 marca el punto en el que Thomas Bohn, Marek Cuhra y bastantes pulgas de agua entran en la escena.
Las pulgas de agua (Daphnia pulex) se utilizan como un organismo modelo para probar si un medicamento puede ser tóxico o perjudicial para los organismos acuáticos. Tienen corta duración de vida, de modo que se pueden observar varias generaciones rápidamente, son genéticamente muy similares unas a otras, y son fáciles de manejar y mantener. El primer estudio de Genøk utilizando pulgas de agua se publicó el 2008. Los esperados corchos de champán golpearon el techo en Tromsø en torno a ese momento.
Después de diez años de advertirnos de que no teníamos suficientes buenos estudios a largo plazo sobre los efectos de la alimentación de animales con cultivos genéticamente modificados, Genøk había producido la investigación que mostró que las pulgas de agua que recibieron maíz Bt, murieron antes que las pulgas alimentadas con maíz convencional. ¿O no fue así?
Thomas Bohn y compañía, habían producido un experimento de ciencia que era más como un manual sobre “cómo no hacer ciencia”, más que una demostración de los riesgos a la salud por el maíz Bt. Bohn y su equipo no pudieron controlar las múltiples variables de su experimento, convirtiendo el experimento sobre alimentación en una prueba inútil. Ellos alimentaron a las pulgas de agua con maíz que había crecido en Elizabeth Cruzara, un pueblo cerca a la ciudad Iloilo en las Filipinas en 2003. El problema es que no habían analizado los contenidos nutricionales de los dos tipos de maíz, no se consideró otras condiciones externas como el suelo, la pulverización de las malezas o cantidad del cultivo; todo lo que afecta a los resultados. Podemos ver que incluso hay visibles diferencias entre los dos tipos de maíz. Así que hay una gran cantidad de variables que podrían haber afectado el resultado, pero Genøk concluyó que la modificación genética debía ser la razón por la que aquellas pulgas de agua no permanecieron vivas.
El 2010, se realizó un estudio similar con el mismo maíz, de nuevo sin controlar cualquiera de las variables obvias que podrían afectar el resultado, otra vez se llegó a la misma conclusión: el maíz Bt es peligroso para las pulgas de agua. La crítica de su trabajo por parte de la comunidad científica fue masiva.
El 2014, Genøk tomó en una nueva tarea. Analizaron el contenido nutricional de soja y de residuo de glifosato tomando muestras de treinta y un granjas en Iowa, Estados Unidos. Once de ellas orgánicas, diez convencionales y diez con soja genéticamente modificada.
El ensayo fue diseñado para mostrar el residuo de glifosato sobre la soja. El glifosato es el herbicida vendido bajo el nombre comercial de RoundUp utilizado a la par con la soja transformada por la biotecnología. La soja puede sobrevivir una aplicación de RoundUp, mientras que las malas hierbas de alrededor son destruidas, permitiendo un manejo más fácil de las malezas. No es de extrañar que el equipo de Bohn haya encontrado residuo de glifosato sobre la soja que había crecido en los campos rociados con glifosato, mientras que el residuo de glifosato fue significativamente inferior en los campos de soja no OMG y orgánicos. Lo que destaca es que no hicieron una prueba para el residuo de otros herbicidas. Los campos con soja no OMG eran ciertamente tratados con herbicidas distintos al glifosato -la mayoría de los cuales se considera que tienen mayor impacto ambiental y riesgos a la salud (pero tienen la ventaja de estar todos, ignorados por los activistas anti-OMG, porque, mientras que su impacto ambiental puede ser mayor, no están vinculados a los cultivos mejorados con biotecnología, por lo que su uso no ha sido politizado), pero no tenemos ninguna manera de saberlo, ya la prueba sólo fue para hallar glifosato. Tampoco se buscó otros pesticidas -insecticidas, fungicidas, etc., por supuesto, los campos orgánicos tenían niveles inferiores de glifosato, pero ¿eran inferiores los residuos totales de plaguicidas? Tal vez si, tal vez no. No lo sabemos, ya que la prueba fue sólo para detectar el glifosato. Así que esta prueba ¿se trató de medir los impactos ambientales, o llegar a un fin predeterminado que pudiera ser utilizado para generar titulares? Genøk quiso encontrar RoundUp y sin duda lo hizo.
El equipo de Bohn también evaluó la composición nutricional de la soja y encontró que la soja orgánica era la mejor. El problema es una vez más que los factores tales como la variedad de soja, el suelo, el esquema de fertilización, cualquier pulverización para orgánicos, el rendimiento del cultivo y la fecha de la cosecha no están incluidos en el informe.
“Por lo tanto, es muy sorprendente para nosotros que un producto con las concentraciones más altas de azúcar, zinc y bario, y las más bajas en selenio y fibra, se describe como aquel con el perfil nutricional más saludable. Los expertos en nutrición humana rara vez consideran la posibilidad de un mayor nivel de azúcar en la comida como algo beneficioso, y ambos zinc y bario, pueden ser altamente tóxicos para los seres humanos."
Después de este experimento, lo que realmente se muestra no es nada más que, diferentes variedades de soja, cultivadas bajo diferentes condiciones, tendrán diferentes composiciones de nutrientes; el equipo de Genøk siguió presionando con ensayos de alimentación para pulgas de agua.
En todos los experimentos con pulgas de agua de 2014, 2015 y 2016, las pulgas fueron alimentadas con la soja de 2014. Una vez más, los experimentos demostraron que las pulgas de agua reaccionan de manera diferente, a diferentes variedades de soja y variables en cuanto a la composición nutricional, pero eso obviamente, no previene a los investigadores de Genøk de concluir que el RoundUp fue la razón por cual las pulgas de agua murieron rápidamente en lugar de cualquiera de las otras variables que no se habían controlado.
El 2016, en su último intento a la fecha, las pulgas de agua fueron alimentadas con proteínas purificadas de Cry1ab y Cry2aa, además del RoundUp. La prueba pretendía demostrar que las pulgas de agua alimentas con la mayor cantidad de toxinas mueren primero. Esta vez uno pensaría que varios factores ambientales se habrían eliminado, pero como la EFSA escribe en su respuesta, Genøk ha utilizado dosis de estas toxinas que uno nunca encontrará en el agua cerca de los campos de cultivos genéticamente modificados. Por lo tanto, pueden matar pulgas de agua con dosis que no son reales en el campo. Felicitaciones. Además, la prueba se ejecutó durante 78 días, en contraposición a los 21 días que la OCDE recomienda para pruebas con pulgas de agua. Por lo tanto, introducen suficiente ruido estadístico para llegar a cualquier conclusión que se desee.
En la UE, es la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) la que considera si las plantas genéticamente modificadas son aprobadas como seguras, al igual que las plantas convencionales. Debido al crónico y pobre diseño de los ensayos de Genøk, es imposible sacar conclusiones a partir de su investigación. Por lo tanto, la EFSA no ha incluido ni uno de sus estudios como base del proceso de aprobación.
Vuelva a leer esa nota de nuevo. Ninguno de los ensayos son considerados como suficientemente buenos. Siete estudios, durante ocho años, 3,6 millones de dólares por año, 40 empleados, y hemos conseguido cero nuevo conocimiento.
Lo peor, en realidad, no es que sea cero conocimiento, se trata de “anti-conocimiento". Genøk tiene escritas, desde que fue fundada hace 18 años, página tras página, acerca de cómo no tenemos suficiente conocimiento de los efectos a largo plazo de la liberación de los organismos genéticamente modificados en el medio ambiente. El problema es que Genøk no ayuda a cerrar estas lagunas. Simplemente contribuyen a más confusión. Y hay muchos que los escuchan.
En Noruega tenemos lo que se llama Bioteknologirådet (Consejo de Biotecnología), que fue establecido en 1992 y tiene desde entonces un órgano consultivo para el gobierno y el parlamento, en cuestiones éticas y preocupaciones ambientales relacionadas con la ingeniería genética en cultivos que se importan. Bioteknologirådet aún no ha recomendado la importación de un solo cultivo genéticamente modificado para la alimentación (extrañamente, hicieron una excepción para una variedad de clavel, entre todas las cosas). Esto no es sorprendente cuando uno mira lo estrechos que son los lazos entre el consejo y Genøk.
El ex-director de Bioteknologirådet, Sissel Rogne, se sentó al mismo tiempo en la Junta de Genøk. El actual líder de Bioteknologirådet es Kristin Halvorsen. Allá en el 2003, sugirió haciendo de Genøk el Centro Nacional para la Seguridad de la Biotecnología, y se la llevaron cuando ella entró en el Gobierno de coalición el 2006. Terje Traavik ha sido, tanto el director de investigación en Genøk y miembro de Bioteknologirådet. La combinación más fuerte, sin embargo, es Aina Bartmann. Ella fue miembro de Bioteknologirådet a partir de 2000 hasta el 2008, mientras que ocupó la silla de Genøk entre los años 2005 al 2011. Ella es actualmente coordinadora de la organización Red Libre de OMG para la Alimentación y Pienso (Noruega sin OMG). Se puede imaginar la protesta que se habría dado si un ex presidente del Centro Noruego Internacional para el Clima e Instituto del Medio Ambiente hubiese sido transferido a un trabajo con Escépticos del Clima. Cuando se trata de oponerse a la biotecnología, estos chicos ni siquiera tienen que ocultar su activismo.
Pues no sólo realizan experimentos mal diseñados con pulgas de agua -ellos también llevan los conflictos de interés a la mesa; en dos publicaciones, una en 2014 y otra en 2016, John Fagan aparece como co-autor. Fagan es un conocido activista anti-OMG. Además de su activismo, en 1996 fundó la empresa de identificación, que proporciona la tecnología para analizar los alimentos y detectar si el ADN se ha modificado por ingeniería genética. En la sección sobre "conflictos de intereses”, donde los científicos normales (éticos) mencionan que uno de los autores tiene un interés financiero con una empresa que se beneficia económicamente de la controversia que rodea a la biotecnología, declararon no tener conflictos.
Genøk también ha apoyado a otros activistas científicos y la dudosa ciencia de otras organizaciones. Apoyaron a Gilles-Éric Séralini de la Universidad de Caen en Francia. El 2013 publicó su infame estudio sobre ratas. Séralini utilizó un tipo especial de ratas, usadas a menudo en la investigación de cáncer, debido a que desarrollan fácilmente tumores, de modo que el impacto del carcinógeno es detectado más fácilmente. Él llevó a cabo una estudio de alimentación sobre el maíz modificado con ingeniería genética -evento NK603, mejorado para soportar ser tratado con el herbicida RoundUp. Las ratas alimentadas con maíz NK603 desarrollaron tumores. La foto de las mismas fue destacada en ese episodio de “iluminación”. Sin embargo, también las ratas en el grupo de control desarrollaron tumores -simplemente no estaban destacadas en las fotos en la publicación que Séralini realizó- uno de los principales lapsos éticos. El artículo, también fue ampliamente criticado por el pequeño número de ratas en el grupo de control, así como una letanía de otros defectos de diseño. Como si se tratara del único centro de investigación en el mundo, Genøk salió y declaró públicamente que este estudio miserablemente diseñado, de alguna manera, mostró que hay peligros desconocidos con el uso de OMG. El estudio se ha retirado de la revista científica en la que fue publicado por primera vez. Mientras tanto, Gilles-Éric Séralini vende medicina homeopática para desintoxicar el cuerpo del "veneno de los OMG".
Allá arriba en Tromsø, donde les gusta ver películas y cuando el documental OMD OMG (¡Oh mi dios OGM!) salió en 2013, la investigadora de Genøk, Anne Ingeborg Myhr dijo en un artículo de forskning.no (research.no):
"Está nueva película atrae la atención y debate". ‘¡Oh dios mío OGM!’ establece un alarmante ojo crítico sobre los organismos genéticamente modificados (OGM). Esperamos que la película dará lugar a generar conciencia en todos los que hoy en día no tienen la comprensión de cómo la moderna ingeniería genética reta a la naturaleza.”
"¡OMD OGM!" proporciona una visión y afilado análisis de la modificación genética a lo largo de las líneas de “Loose Change", documental sobre la conspiración de los ataques terroristas del 9/11. Se trata de una película pura y simplemente activista que no tiene nada científico para ofrecer. La lectura de la crítica hizo pedazos en las páginas del The New Yorker y Scientific American es mejor de entretenimiento que mirar la película.
No es sólo Genøk que piensa que Hollywood puede ayudarnos a entender las complejas conexiones de la tecnología genética. Cuando Sissel Rogne fue la líder de Bioteknologinemda y de la Directiva de Genøk, viajo a todo el país, visitando escuelas secundarias, dando conferencias para profesores y estudiantes. En estos seminarios se incluía dos horas reservadas para ver la película de 1997 película Gattaca. La película es un fábula de distopía con Ethan Hawke y Uma Thurman, que viven en una sociedad donde todo está determinado por la genética, y sólo los que tienen los mejores genes tienen la oportunidad de vivir una vida digna. Bien, si definitivamente querían mostrar propaganda en formato de películas para asustar a los jóvenes, ¿por qué no proyectaron Parque Jurásico? Se trata de una mejor película e incluye dinosaurios.
No sólo se debía adoctrinar a los jóvenes sobre cuán, supuestamente turbia es la tecnología genética, los niños también debían experimentarla. El 2008, los niños que visitaron el puesto de Genøk en el parque de investigación en Tromsø, conocerían al loco profesor Kazoo, y su gallina de cinco patas. Marek Cuhra diría a UIT:
"Por desgracia, hemos visto que cuando se ajustan en laboratorio algunos genes, puede haber resultados imprevistos."
Así que esto es lo que obtenemos por invertir alrededor de 3,6 millones de dólares al año.
Entonces ¿qué están haciendo allí en Tromsø? Porque no es ciencia. El comunicador científico francés Marcel Kuntz lo llama ”ciencia paralela". Los partidos políticos y las ONG son muy afectos a la ciencia que confirma lo que ellos promueven. Greenpeace agita su dedo y nos dice que hay consenso científico sobre que el cambio climático es generado por el humano. Cuando se trata del consenso de que la Ingeniería genética es tan segura como el mejoramiento tradicional, consenso tan fuerte, si no es que más fuerte que el consenso sobre el cambio climático. Pero entonces Greenpeace y los grupos políticos escogen específicamente estudios marginados de investigadores individuales que creen cosas radicalmente diferentes a las del consenso. El 2006, cuando la plataforma política del Gobierno de Coalición Noruego declaró que los OMG eran peligrosos, empezaron a buscar investigadores que pudieran corroborar lo que ya habían decidido.
No pudieron encontrar esos investigadores entre los más pesados del centro más antiguo de investigación en plantas en Noruega, con base en la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida (NMBU). En NMBU, no se inclinan con ideologías alternas o de modas entre los políticos en Oslo. Por lo que el gobierno de coalición, encontró una Fundación marginada allá arriba en el borde del hielo. Así es como Noruega se ha convertido en una superpotencia anti ciencia en el campo de la biotecnología y los OMG.
Ahora es tiempo que nuestro actual Gobierno termine esta farsa en Tromsø. Ya ha durado suficiente. El Dr. Kazoo et. al deben colgar sus batas de laboratorio, y deberíamos pasar toda la investigación relacionada con la bioseguridad y OMG a los adultos en NMBU localizados en Ås.
Øystein Heggdal es un agrónomo noruego. Posee una licenciatura en Ciencias del Medio Ambiente y Recursos Naturales. Trabaja actualmente como periodista para una revista noruega de agricultura.
Liv Landberg es una trabajadora social y terapeuta cognitiva. Ha estudiado biología y tiene un diploma en agronomía. En el pasado, ella trabajó con agricultura orgánica, por lo que conoce una o dos cosas sobre estiércol de vaca (en alusión a los mitos sobre los OGM).
Traducción libre por CGP