16 November 2017

Mal liderazgo - ¿costumbre boliviana?

Cuando dejé atrás la vida de funcionario público, pensé someramente que ya no me tendría que andar preocupando de superiores con ultra-complejos de perseguidora. Resulta que este rasgo, parece ser parte de la idosincracia boliviana.


Realmente mis jefes extranjeros nunca demostraron tener tanto tiempo libre, o ausencia de vida privada, que dedicaran tiempo a indagar mi vida privada de uno. 


La Dra. Kinzig en ASU al menos tuvo la astucia de invitarnos (a sus tesistas) varias oportunidades a su casa, donde pude conocerla a ella como persona y no sólo como asesora/jefa. Ella también aprovechó y tuvo mejor idea quién era yo. Esto fue bueno para mi, ya que ella supo como exigirme de manera que pudiera cumplir mi trabajo.

Mis jefes alemanes, ni hablar... muy profesionales y aunque no lo crean, también cálidos. Uno de ellos me invitó a cenar con su familia un par de veces y me enseñaron a cocinar Knödel. El Dr. Ibish, como vivió en Bolivia, era muy directo en señalarme las diferencias entre ambos países para que las considere. De hecho, gracias a él aprendí mucho de lo que un país como el suyo sacrificó en nombre del anhelado desarrollo. ¡Sí! les costó su biodiversidad.  

Mis jefes en México, siempre atentos, uno de ellos siempre me presionó para ir siempre un paso más allá de lo determinado. Al inició no me agradó, pero con los meses, entendí que era algo que me terminaba beneficiando. 

Mi primera jefa en Bolivia fue una mujer holandesa, y quizás ella me "mal" acostumbró a hacer las cosas sin tener la supervisión tediosa sobre mi en todo el proceso. Ella era muy práctica: "Necesito esto". El como lo hiciera, no le preocupaba, ella quería el resultado. Gracias a ella aprendí a valerme con mis habilidades para desarrollar lo que ella solicitaba. Un par de veces nos invitó sus famosas galletas perfumadas, y las dos veces que volvió de Holanda me regaló stroopwafels. Estas ocasiones fueron siempre propicias para compartir temas personales, a manera de anécdota o de comentar sobre alguna experiencia. Ella nos dijo que eso le gustaba de nosotros, que eramos conversadores. 

Y es que un superior no tiene necesidad de indagar la vida privada de su equipo, si aprovecha los momentos cuando no se está trabajando, para compartir y aprender del otro. En muchas reuniones fuera de trabajo la clásica es rajar contra el jefe o que el jefe hable sólo de trabajo con su equipo hasta el punto del tedio. 

¿No cultivan pasatiempos? ¿No tiene vida privada? ¿No tienen anécdotas? ¿Tiene en el trabajo tanto tiempo que alcanza para husmear en las redes sociales y ponerse en un rol de acosador? ¿O es simple costumbre de buscar "hundir" al que eventualmente dejará de ser tu subalterno? 

De mis jefes NO bolivianos aprendí algo muy valioso. La confianza laboral. Para uno desempeñarse honestamente, necesita contar con la confianza de que se lo dejará trabajar y se presentará el resultado planificado. Igual están acostumbrados a trabajar siempre con gente mañuda y por eso creen que todos somos iguales. 

El tema de la planificación es muy serio, sobre todo porque parece manía el hacer todo a los postres o dejarlo en el éter (sin avisarte). Si, comprendo porque a muchos les gustará calentar un asiento papaloteando en lo que se decide si una actividad se hará o no. A mi no. Mi tiempo, aún mi tiempo de tirar la flojera, es valioso. Incontables veces en el ministerio, todos aprovechaban estos tiempos para hacer trámites personales (mintiendo para salir de trabajo), la tarea de los hijos, chismear en las redes sociales...etc. Con un colega eramos los 2 aliens, porque aprovechábamos para leer artículos científicos. 

Sería bueno advertir, a los que recién iniciarán la vida laboral, que es útil tener una bola de cristal, porque en muchas ocasiones y, por nula o escasa planificación, usted tendrá que leerle la mente a su superior. Como no lo podrá hacer, aténgase a las consecuencias. 

Así, cuando los que alguna vez fueron subalternos, les toque liderar a un grupo, caerán en las mismas PÉSIMAS costumbres de quien fuera su jefe. Y no importa cuanto hayan rajado contra el a sus espaldas, el día de mañana se comportarán igual o peor.

¿Esta es una costumbre boliviana?

Quiero pensar que no. Tengo un amigo con su propia empresa y me comentó como trata a su equipo. Claro, podría pensar que el me dice las maravillas. Pero en una ocasión, conocí a uno de sus técnicos. Él reflejó lo mucho que le gustaba trabajar con mi amigo de jefe. 

¿Hay esperanza? ¡Sí! y por amor a su madre o a su mascota favorita....NO CAIGA EN LAS MALAS  COSTUMBRES de ser un mal líder. 

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